Cuando pensamos en el éxito, generalmente, muchos dicen que es cuestión de suerte, pero en verdad, lo que creemos que es suerte, más bien es el trabajo y la dedicación sumado a la responsabilidad que implica ensayos y pruebas de puesta en escena, iluminación, con horarios que se extienden fuera de lo que se había establecido.
Y es por eso que el artista, día a día resta de su tiempo libre, ya que para lograr el éxito, hay que estar en todos los detalles (programar, programar) e invertir dinero y tiempo, con la única intención de que el producto final, llegué de la mejor manera al público.
Tal es el caso del Máster y Reggiseur Rubén Darío Martínez, que en simultáneo durante mucho más de la mitad de su vida ha realizado su rol como Cantante de Ópera en el Teatro Argentino, Teatro Colón, y otros del mundo, sumado a su labor de Asesor Cultural, Reggiseur, Jurado, y el trabajo con una ONG «Renacimiento Cultural» que ayuda a niños y familias con necesidades imperiosas.
¿Es posible ser un grande?
La respuesta la tiene él, cuando vemos acercarse y ponerse al nivel de esos niños, para llevar materiales que son indispensables, trabajar en conciertos a beneficio para llegar a concretar algunas de sus necesidades.
¿Por qué lo hace?
La nobleza que encierra su corazón lo destaca dentro del medio de la Música como un grande, porque además en sus creaciones como la del «Circópera en Rosario 2017» «I pagliaci 2018» «Dulce Rosa y Brundibar en Uruguay » , ha abierto la cartera de trabajo para muchos artistas, generando un movimiento cultural que destila una alegría inexplicable en cada presentación.
El secreto está como lo decimos al comienzo, en su entrega, pasión y amor por la profesión, la práctica de una manera activa, yendo y recorriendo extensos territorios, para subir la apuesta por el Arte Musical en todas sus expresiones.
Para que no queden dudas aquí las pruebas: